Tuesday, December 14, 2004

LOS PROGRAMAS DE EMPLEO Y FORMACIÓN: UNA ALTERNATIVA DE FORMACIÓN PARA EL EMPLEO.

Tradicionalmente era la formación reglada la que proporcionaba a las personas una serie de capacidades con las que desenvolverse adecuadamente en el mercado laboral. Entendemos por formación reglada la regulada por el Estado en sus diversas formas de actuación en el ámbito educativo: Educación Básica, Bachillerato, Formación Profesional, Universidades.

Fundamentalmente era la Formación Profesional la encargada de elaborar una serie de programas formativos correspondientes a diversas especialidades que a su vez se correspondían con puestos de trabajo existentes en la industria. El alumnado adquiría las categorías de auxiliar, oficial o técnico especialista en función del contenido y duración de sus estudios, con lo que quedaba automáticamente clasificado para optar a los puestos de trabajo ofertados en función de su formación académica.

Este sistema funcionó perfectamente hasta los años setenta, cuando los puestos de trabajo eran estables a lo largo de la vida laboral de las personas, con escasos cambios tecnológicos en las industrias y cuando los procesos de producción eran los únicos que prácticamente cobraban importancia en las relaciones laborales.

Las sucesivas crisis energéticas de principios de los setenta provocaron una readaptación de las políticas empresariales a la vez que se sucedían profundos traumas en las compañías que obligaron a realizar grandes transformaciones si no querían verse abocadas a la desaparición. Las relaciones laborales variaron y el concepto de “trabajo fijo y para toda la vida” desapareció. Resulta obvio entender el cataclismo social que se produjo en un plazo tan corto de tiempo.

Grandes bolsas de desempleo a principio de los ochenta se generaron como consecuencia de reconversiones y reestructuraciones empresariales que, ni por asomo, se habían previsto en ningún plan estratégico elaborado a corto y medio plazo.

¿Cómo reaccionó el sistema educativo público ante tal avalancha de demanda de reconversión laboral?. En los años sesenta y setenta funcionó el llamado “Plan de promoción obrera” (PPO) y la conocida como “Formación acelerada”, precursoras de la actual “Formación profesional ocupacional”.

El paso de la sociedad industrial a la sociedad de servicios, y sucesivamente a la sociedad de la información y actualmente sociedad del conocimiento ha provocado por un lado, la desaparición de la figura del “aprendiz” de un oficio, y por otro, la escasez de especialistas en oficios tradicionales. Cada vez resulta más complicado encontrar oficiales de albañilería, carpintería, forja, instaladores, etc., y no parece, a corto plazo, que la realidad vaya a cambiar sustancialmente en los próximos años.

Luis Maciá
2004

Saturday, December 11, 2004

Articulo Prevención

CLAVES PARA LA MEJORA DE LA SEGURIDAD EN LA CONSTRUCCION

El presente Artículo, extraído del “Manual de Formación en Prevención de Riesgos en la Construcción” (Luis Maciá, Arquitecto Técnico y Técnico en Prevención de Riesgos Laborales, Córdoba 1.999), analiza dos factores esenciales para mejorar cualitativamente la seguridad en obras de construcción:

- Planificar la seguridad desde la fase de proyecto
- Integrar los procesos seguros en las competencias del trabajador

El Autor considera que, dadas las características del sector, se está produciendo una gran inversión en medidas de protección, pero estamos olvidando que la inversión más rentable es controlar los posibles riesgos desde la fase de diseño.

1.- La mejora de la Seguridad desde la Fase de Diseño

Ya se ha visto la importancia, contemplada además en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de sustituir lo peligroso por lo que no ofrezca ningún peligro. Ello exige, obviamente, una labor de análisis de los sistemas constructivos habituales y una comparación con las posibilidades de sustitución de los mismos. Deberemos conocer perfectamente, además, los riesgos, las medidas preventivas y las protecciones colectivas e individuales que exigen un sistema y otro. Finalmente, después de un meticuloso estudio, se valorará en tiempo y en dinero las posibilidades de cambio de un modelo constructivo por otro.

Todo ello representa un trabajo técnico más laborioso que el solo hecho de redactar un proyecto de construcción sin prestar la atención debida al proceso de ejecución. En otras palabras, los honorarios del personal técnico, proyectistas, dirección facultativa y coordinadores deben traducirse en un auténtico ahorro de costes de ejecución y en una mayor calidad de la misma, lo cual significará, a su vez, una mayor seguridad y comodidad del trabajo de los operarios.

Estamos hablando de industrialización y de mecanización de los procesos manuales más penosos. Pensemos en la dureza del trabajo de un yesista, de un solador, de los equilibrios de un estructurista entre bosques de puntales, viguetas, huecos horizontales y verticales, etc., etc. ¿Son mejorables estos sistemas constructivos desde el punto de vista de la seguridad, la calidad y la economía del producto?.

¿Qué fue de los intentos de industrialización de la construcción de los años 70?. Algunos de ellos lamentables, de acuerdo, pero hubo muchos sistemas muy interesantes y alternativas al trabajo artesanal que hoy, casi 30 años después, podrían haber mejorado sustancialmente la calidad del producto terminado y, sobre todo, la calidad de vida de los trabajadores de la construcción. Empresarios y técnicos incluido, por supuesto.

Pensemos en trabajos realizados en fábricas y a nivel de calle, montando elementos constructivos en obra mediante personal formado y especializado, donde la seguridad se contempla como una tarea más, imprescindible para la realización de un trabajo bien hecho.

Imaginemos obras de construcción limpias y ordenadas, con una estética que haga agradable el trabajo en ellas como si fuera cualquier oficina informatizada, sin tener que caminar esquivando obstáculos, apartando puntales, controlando el techo y el suelo a la vez. ¿No sería mucho más agradable trabajar así?.

Está extendida la idea entre promotores, proyectistas y consumidores que los sistemas prefabricados son caros, antiestéticos y propios de construcciones industriales. No es así, la experiencia de otros países donde la climatología influye mucho más en los plazos de construcción, indica que un sistema estructural, de fachada o de acabado interior puede ser tan estético o mucho más (sobre gustos, ya se sabe...) que cualquier sistema tradicional (estructura de hormigón, fachada de ladrillo).

Ni siquiera nos debería bloquear la idea, también extendida, que un sistema industrializado sólo es válido y rentable en la construcción de grandes bloques de viviendas, hoteles y edificios para oficinas. Ello no es así, la experiencia de proyectar este tipo de edificios nos estructura y define tanto los procesos constructivos que podemos aplicar, si no en su totalidad, sí en parte, estos sistemas alternativos incluso en la construcción de viviendas unifamiliares, obras de rehabilitación, etc.

No quisiera que se entienda con ello que profesiones tradicionales como la de encofrador o albañil vayan a desaparecer, todo lo contrario, se pretende dignificar y cualificar estas profesiones, sin degradarlas a un nivel de puros destajistas y colocadores, donde prima la cantidad sobre la calidad.

Los trabajos repetitivos y duros que los hagan las máquinas, es nuestra reivindicación, y los técnicos debemos ser los primeros en valorar y concienciarnos que la rentabilidad de un trabajo pasará por una correcta gestión del mismo sobre la base de unos parámetros de calidad, donde se valore tanto el producto terminado como la seguridad del trabajador y el respeto al medio en que vivimos.

Quizá represente todo esto una revolución en el sector, pero con la nueva legislación referente a Prevención de Riesgos Laborales, Suelo, Edificación y Medio Ambiente, dispondremos de una base legal de partida para empezar a dignificar un sector con una accidentalidad tan creciente y con un nivel de formación tan escaso.

2.- La Seguridad como factor competencial del trabajador

Hemos hablado ya de la “Seguridad Integrada”; ahora contemplaremos este concepto desde el punto de vista del trabajador que en una operación rutinaria se juega una lesión o una enfermedad profesional.

Efectivamente la Ley es dura con el empresario, de acuerdo, protege al más débil. El empresario debe poner los medios adecuados para que un trabajo no sea peligroso. Pero, ¿a alguien se le ocurre ganar dinero a costa de poner en peligro la vida de los demás?. Bien, por si hubiera dudas, la Ley prevé las sanciones oportunas en caso de incumplimiento.

“El empresario deberá garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio” nos dice el Art. 14.2 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y eso es un deber muy claro al que hay que prestarle atención. El empresario debe llegar a garantizar que con los procedimientos de trabajo por él diseñados no ofrezcan ningún riesgo para el trabajador, incluso deberá prever los posibles despistes del operario. Muy bien, pero eso no significa que el trabajador no tenga ninguna responsabilidad en el proceso. Cuidado, que las "garantías" tienen un límite, y las compañías de seguros no indemnizan irresponsabilidades.

Esto significa que un empresario responsable diseñará su propio Plan de Evaluación de Riesgos para que una vez puestas en práctica las medidas de prevención y protección, no exista un riesgo sin cubrir en la fase de ejecución de los trabajos. Si además se describen los procedimientos de trabajo para cada sección y para cada operario, y se trasladan a éste con los debidos medios de Formación e Información establecidos en el Plan de Seguridad y Salud, estaremos hablando de un trabajador especializado, profesional, con conocimiento de los riesgos, medidas de prevención adoptadas, medios de protección colectiva y equipos de protección individual a usar en cada una de las tareas que tenga asignadas.
Resultado: El trabajador integrará su propia seguridad en la tarea como si de una competencia más dentro de su profesión se tratara. Es lógico, no nos imaginamos un bombero entrando en un edificio en llamas en pantalón corto, chanclas y un pañuelo anudado a la cabeza. Exactamente eso se pretende del profesional de la construcción, que él mismo se dé cuenta de sus necesidades para trabajar más seguro y por tanto más cómodo. Que se niegue a trabajar en un andamio sin barandillas de seguridad o sin cinturón amarrado a puntos fuertes de la estructura.

En la encuesta realizada como ejemplo entre diversos profesionales de la construcción lo hemos observado, los mismos trabajadores están de acuerdo en que se descuidan las medidas de seguridad que los empresarios están poniendo a su disposición. Tengamos en cuenta que el cumplimiento de las obligaciones debe coexistir en ambas direcciones: empresario y trabajador, si no es así jamás llegaremos a una seguridad absoluta en nuestro sector.

Quizá sea ésta la segunda parte de la revolución prevista en el ámbito de la construcción: que el trabajador asuma su propia responsabilidad y que exija que se cumplan las medidas previstas en el Plan. Las sanciones por incumplimiento podrán circular, entonces, en ambos sentidos.

Para conseguir estos niveles de calidad y profesionalidad debemos tener conciencia de la importancia de la formación continua a todos los niveles, pensemos en ello como factor de motivación que, sin duda, repercutirá en que todos trabajemos de forma más saludable, más segura, y, en definitiva, el producto terminado será de mejor calidad, más competitivo y con mejores garantías de durabilidad.

Así sea.

A continuación se ofrecen los datos obtenidos de una pequeña encuesta que aleatoriamente se proporcionó a diversos especialistas de una serie de obras repartidas por varias provincias de Andalucía. La encuesta se realizó durante el mes de Junio de 1.999 y nuestro objetivo era llegar a recopilar unos 100 ejemplares; pero veamos las dificultades con que nos encontramos:

Sólo se consiguió recopilar un 64 % de encuestas válidas, el resto de negativas podríamos resumirlas en los siguientes factores:

- Desconfianza ante el anonimato de la encuesta
- Falta de comprensión de los términos de la encuesta
- Falta de colaboración del trabajador

Veamos, en cualquier caso los resultados:

RESULTADOS OBTENIDOS

TOTAL ENCUESTAS: 100 ENCUESTAS VALIDAS: 64

PROFESION: Albañil: 19
Peón: 13
Encofrador: 13
Ferrallista: 12
Gruísta: 3
Capataz: 1
Admvo.: 1
Electricista: 1
Solador: 1

1.- ¿Conoce Vd. los Riesgos que conlleva su trabajo habitual?
(Señale los 5 más importantes)

89 % CAIDAS A DISTINTO NIVEL
86 % GOLPES POR OBJETOS O HERRAMIENTAS
67 % SOBREESFUERZOS
66 % PISADAS SOBRE OBJETOS PUNZANTES
53 % CAIDAS AL MISMO NIVEL
50 % CAIDAS DE OBJETOS
23 % PROYECCION DE PARTICULAS EN LOS OJOS
17 % ATRAPAMIENTOS
11 % CONTACTOS ELECTRICOS
9 % ATROPELLOS DE MAQUINARIA
8 % RUIDOS
3 % IRRITACIONES EN LA PIEL
3 % QUEMADURAS
3 % VIBRACIONES
OTROS:


2.- ¿Ha sufrido Vd. algún tipo de accidente que haya supuesto baja laboral?

SI 22 % NO 78 %

3.- ¿A qué fue debido el accidente? (Identifique el factor según lista anterior)

CAIDAS A DISTINTO NIVEL: 27 % CAIDAS DE OBJETOS: 7%
PISADAS SOBRE OBJETOS: 20 % PROYECCION PARTICULAS: 7 %
SOBREESFUERZOS: 20 % ATRAPAMIENTOS: 6 %
GOLPES POR OBJETOS: 13 %


4.- En su opinión, las medidas preventivas y de protección empleadas en esta empresa son:

14 % Muy Buenas
86 % Suficientes
Insuficientes
Muy Malas

5.- ¿Qué tipo de protección individual utiliza habitualmente en su trabajo?

100 % Casco
72 % Cinturón de seguridad
70 % Gafas antipartículas
64 % Guantes
56 % Botas de seguridad
34 % Traje impermeable


6.- En su opinión, ¿de qué forma podría mejorarse la seguridad en Obras de Construcción? (Señale 3 actuaciones principales)

61 % MAS CONCIENCIACION POR PARTE DEL TRABAJADOR
56 % MEJOR FORMACION PARA EL PERSONAL
36 % MAS INFORMACION SOBRE LOS RIESGOS
33 % MEJORES MEDIDAS DE PROTECCION
30 % MAS SIMPLIFICACION Y MEJOR ORGANIZACIÓN DE LAS TAREAS
26 % MAS ORDEN Y LIMPIEZA EN LOS TAJOS
23 % MAS INVERSION POR PARTE DE LA EMPRESA EN SEGURIDAD
9 % MAYOR MECANIZACION DE LOS TRABAJOS
3 % OTRAS: MAS ILUMINACION DEL LUGAR DE TRABAJO

7.- Considera Vd. que la formación en materia de riesgos laborales que ha recibido en esta empresa ha sido:

Muy Buena: 16 % Suficiente: 66 % Insuficiente: 18 % Muy Mala: 0

8.- ¿En qué medida conoce Vd. la Legislación vigente que afecta a las Obras de Construcción en materia de Prevención de Riesgos?

Bien: 16 % Regular: 42 % Mal: 39 % Muy Mal: 3 %

9.- ¿Conoce Vd. al Delegado o Responsable de prevención de su Empresa?

SI: 76 % NO: 24 %

10.- ¿Considera Vd. que debería participar en Cursos de Formación para su actualización profesional?

72 % SI, ES MUY CONVENIENTE, AL MENOS UNA VEZ AL AÑO
25 % SI, AUNQUE OCASIONALMENTE
3 % NO, NO LO CONSIDERO NECESARIO

11.- En general, considera que sus compañeros de trabajo en la obra:

16 % RESPETAN TOTALMENTE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
84 % ALGUNA VEZ DESCUIDAN LAS MEDIDAS ELEMENTALES DE SEGURIDAD
0 ES UN PELIGRO TRABAJAR CON ELLOS


12.- Señale algún tipo de imprudencia o irregularidad que en su opinión se produce habitualmente en su centro de trabajo:

- Falta de uso habitual del casco (3 respuestas)
- No usar equipos de protección individual adecuados (1 respuesta)
- Trabajar con exceso de prisa (1 respuesta)
- Falta de limpieza en el lugar de trabajo (1 respuesta)
- Quitar barandillas y vallas de protección (1 respuesta)
- Dejar el suelo con desniveles (1 respuesta)
- Falta de cuidado con la grúa (1 respuesta)


CONCLUSIONES

- Los trabajadores son conscientes de los riesgos (la clasificación coincide sensiblemente con los factores de riesgo que realmente provocan más accidentes).
- Se aceptan como buenas las medidas de protección de la empresa.
- El casco es utilizado en todos los casos, mientras que el cinturón de seguridad y las gafas antipartículas son los EPIs más utilizados, además del casco. Buena frecuencia de uso de EPIs.
- Los mismos trabajadores reconocen que hace falta una mayor concienciación de los riesgos que implica el trabajo en obra.
- Inciden en que una mejor formación del personal mejoraría la prevención de accidentes.
- Parece que no importa tanto la comodidad del puesto de trabajo (o se ve muy lejana). Nos referimos a ese 9 % que apuesta por la mecanización de los trabajos.
- Curiosamente se cree que la formación recibida en materia de PRL es suficiente.
- En cambio el conocimiento que poseen de la reglamentación es más bien regular tirando a malo.
- Generalmente conocen al Delegado o Técnico de prevención.
- Parece ser que están muy interesados en recibir formación (97 %).
- Consideran que efectivamente se descuidan algunas veces las medidas de seguridad.

Que cada cual saque sus pequeñas conclusiones, pero da la sensación que con un poco de motivación hacia la formación permanente, obtendríamos una grata respuesta por parte de un colectivo generalmente apartado de los círculos formativos.

Luis Maciá Magrané
Arquitecto técnico
Córdoba, Septiembre de 1.999