Sembrando
cultura y dinero virtual
El
presente artículo va referido a los 200 millones que la Junta de
Andalucía dice que “invertirá” en un Plan de Empleo que tendrá,
como principales objetivos, la reforestación y regeneración
ambiental, la mejora de instalaciones educativas y la rehabilitación
de la vivienda. El “plan de choque” irá destinado a parados de
larga duración, sin prestaciones ni subsidio y, preferentemente, con
cargas familiares.
Hasta
aquí, bien, teniendo en cuenta la situación crítica en la que se
encuentran muchas familias y las dificultades por conseguir un empleo
que, al menos, les garantice la subsistencia.
Mi
crítica y desazón, desde hace más de 20 años, proviene de la
constatación de que en este país siempre vamos a golpe de “planes
de choque”, “planes E”, etc., etc., como bomberos sin control
apagando fuegos que sólo se apagarán por la inexistencia de materia
combustible.
Paralelamente,
en mi trabajo en la Consejería de Empleo, he visto repetidamente
cómo jóvenes y no tan jóvenes, con buenas ideas, con preocupación
por formarse cada vez más, con Masters, con proyectos emprendedores
de calidad y habiéndose esforzado durante muchos años de su vida,
sólo se les ofrece la oportunidad de irse al extranjero o de
prepararse unas oposiciones que jamás van a ser convocadas.
Mi
apuesta es por el cambio de “chip”, dando una vuelta radical al
planteamiento: ¿no sería mejor apoyar a estas personas que
malgastar un dinero en apagar fuegos que sólo servirá como “pan
para hoy y hambre para mañana”?.
Está
demostrado: ayudando a la creación de tejido empresarial ayudamos a
la creación de empleo. Con un mayor tejido empresarial, ayudamos a
la creación de sinergias para que se nos vaya de una vez de la
cabeza esa imagen nefasta del empresario-especulador. Hay que apoyar
las nuevas empresas, las comprometidas socialmente, comprometidas con
el medio natural, con la conciliación ocio-trabajo, en definitiva,
con la eficiencia de obtener los máximos beneficios (económicos y
sociales) con los recursos estrictamente necesarios.
Yo
no sé si estos políticos que están en el gobierno, o no saben, o
no entienden, o no escuchan, o simplemente están preocupados de
mantener su sueldo a toda costa. Pero, si la labor de un político es
gestionar correctamente los impuestos de los ciudadanos, deberían
prestar más atención a las personas, que saben y conocen, y actuar
en consecuencia.
Cuando
una empresa sale adelante, cuando se contratan técnicos de alto
nivel profesional, cuando se trabaja con objetivos concretos de
eficacia y eficiencia, todo eso arrastra la creación de puestos de
trabajo de todos los niveles. “Regalar” un dinero para enterrarlo
sin opción a recuperarlo, genera, a corto plazo, más pobreza.
Me
acuerdo de una sesión sobre oportunidades laborales a la que asistí
como invitado en un barrio semi marginal de Córdoba. Con una
inteligencia natural perfectamente digna y loable, me decía una
señora de entre el público asistente: “si por ser pobres nos dan
ayuda, pues ¡sigamos siendo pobres!”. Gran alegato de la pobreza
de espíritu, pero tan real como la vida misma.
Finalmente,
me gustaría resaltar la bola de nieve en que se ha convertido la
Administración pública en nuestro país. Cuando se genera empresa,
se genera empleo neto pero, para ello, hay que facilitar la creación
de nuevas empresas. No podemos tomar eso como excusa para generar más
puestos de trabajo improductivos.
Un
ejemplo: si, por simple curiosidad, al azar, alguien quiere observar
la estructura orgánica de la Consejería de Economía y Empresa de
la Generalitat de Catalunya (antiguamente una región altamente
emprendedora, con no más de 20000 funcionarios a sueldo, ahora tiene
más de 300.000), verá que, por ejemplo, existe la Dirección
General de Comercio, la Dirección General de Industria y la
Dirección General de Turismo...y digo yo, almas cándidas, ¿no
daría lo mismo que sólo hubiera un Director General de Industria,
Comercio y Turismo?.
Con
eso hemos conseguido que un ciudadano que quiera abrir un restaurante
(por ejemplo) necesite tratar con tres Direcciones Generales
diferentes, 9 Áreas o Departamentos distintos y ya no sé cuantas
Secciones o Negociados, cuando podría, perfectamente, dirigirse a la
tan cacareada “Ventanilla única”, solamente existente como
leyenda urbana.
Es
decir, el restaurante lo monto en Andorra, Francia o Gibraltar.
Saludos
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